“Largo Coronavirus”: Los preocupantes síntomas que afectan a pacientes incluso a nivel de sistema nervioso

De acuerdo a los especialistas, los nuevos síntomas ligados a los efectos del “largo coronavirus” son la fatiga, dificultad para dormir, dolor de cabeza, perdida del gusto y olfato, incluso llegando a reportar diarrea y sudoración excesiva.

Una vez que las autoridades de todo el mundo comenzaron a implementar mayores libertades tras haber estado durante más de dos años con medidas estrictas para evitar la proliferación de contagios por coronavirus, hay segmentos de la población que han debido lidiar continuamente con síntomas que han persistido hasta el día de hoy. Nuestro país no es la excepción a esta situación y desde el Minsal, así como también los especialistas médicos atribuyen estos nuevos síntomas como: la fatiga, dificultad para dormir, dolor de cabeza, perdida del gusto y olfato, incluso llegando a reportar diarrea y sudoración excesiva a los efectos del ya denominado “Long Covid 19”, traducido sería como Largo Coronavirus.

En ese sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha estimado que entre un 10% y 20% de las personas que han padecido el coronavirus en el mundo, podrían presentar síntomas de fatiga persistente, dificultad para respirar y en algunos casos problemas de salud mental severos, teniendo en cuenta que varios estudios médicos de índole científica han explicado los efectos delicados que tiene el coronavirus sobre el sistema nervioso que está ligado al funcionamiento integral del organismo, por lo que cualquier afectación que dificulte su equilibro y adecuado funcionamiento repercutirá directamente a nivel físico y mental de los pacientes.

Si nos abocamos a la prevención y a revertir esta situación que está afectando a pacientes que aún deben convivir con estos desagradables síntomas, la vacunación resulta fundamental, según indicaron los especialistas que han hecho alusión también a retomar las medidas de autocuidado como lo es por ejemplo, el uso de la mascarilla. En cuanto a la inoculación de los pacientes, desde el Departamento de Salud de Coquimbo, Paulina Fleite, destacó la aplicación de los esquemas de vacunación puntualizando que “dentro de los estudios de una revisión sistemática de este año, hay resultados variables, pero en general la vacuna para el Covid-19, fue bastante efectiva, independiente de su tipo, redujeron los riesgos de contagiarse”.

DIABETES POST PANDEMIA: LA OTRA AMENAZA

A juicio de la doctora Magdalena Galarce, médica de servicios clínicos y farmacéuticos, las causas de este aumento han sido múltiples, comenzando por el sedentarismo que produjo el confinamiento durante el periodo más difícil de la pandemia.  “Esto causó un aumento considerable de peso en la población que, asociado a condiciones propias provocadas por el SARS-Cov2 que pueden afectar directamente a las células beta del páncreas, productoras de insulina y encargadas de nivelar los rangos de azúcar en la sangre, hoy se están reportando más casos”, explicó. De hecho, un estudio publicado recientemente por la prestigiosa revista médica The Lancet explicaría que cada vez son más los antecedentes para asociar un mayor riesgo de desarrollar diabetes luego de presentar un cuadro de Covid-19.

No obstante, antes de comenzar la pandemia, un estudio en la revista JAMA Pediatrics, publicado por la American Medical Association (AMA, por sus siglas en inglés), encontró que uno de cada cuatro de los adultos jóvenes entre las edades de 19 a 34 años, y uno de cada cinco de los adolescentes entre las edades de 12 a 18 años en los Estados Unidos, tenían “prediabetes”, o un nivel de azúcar más elevado que lo normal, pero no lo suficiente para diagnosticar esta enfermedad. “En este sentido, aun cuando los factores genéticos son claves, los relacionados con el estilo de vida pueden favorecer su aparición. Por esto es fundamental -por una parte- conocer estos factores, los síntomas de su presencia, junto con el diagnóstico y el tratamiento oportuno para mantener controlada esta patología crónica”, destacó Galarce.

De acuerdo a los especialistas, existen varios síntomas que nos pueden alertar de la presencia de esta enfermedad. Entre ellos está el orinar con frecuencia, una sensación de sed permanente -aun cuando se consuma el líquido requerido por el organismo para evitar deshidratarse-, hambre descontrolada, una rápida pérdida de peso, falta de energía, cansancio extremo y visión borrosa, entre otras.

“Si en el último mes una persona presenta uno o más de ellos, es necesario consultar con un facultativo para confirmar o descartar el diagnóstico. Ahora, si existen antecedentes familiares de esta patología, es bueno mantener controles periódicos para detectar a tiempo su eventual aparición”, destacó la médica. Asimismo, pone énfasis en la importancia de un estilo de vida saludable. “Una alimentación balanceada, rica en fibra y con bajo contenido graso, junto con mantener actividad física aeróbica por más de 30 minutos, 3 o más veces a la semana, y mantener un peso adecuado son fundamentales para evitar o retrasar su aparición”, acotó.

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